Envidias, espejos y sentires.

Siempre me han sorprendido aquellas personas que se permiten disfrutar de sus pasiones, siempre he envidiado a los que olvidándose de temores y prejuicios luchan por hacer realidad sus sueños, por más disparatados que parezcan y, por varias circunstancias de la vida a las que ahora tengo mucho que agradecer, me encuentro sorprendida por la posibilidad que se me presenta de disfrutar a mí de mis atípicos sueños, y cuando me veo cómo si de un reflejo en el espejo se tratase siento esa misma envidia hasta que la realidad me zarandea.

Creo que el truco está en no pensar y sólo sentir, para que la cabeza no condicione aquello que puede gozarse sabiendo que a nadie hace mal y si en cambio tiene mucho por ofrecer.

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